Nacemos y morimos sin saber quienes somos

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Nacemos y morimos sin saber quienes somos

Imagen de Antonio Mora ®

Y ese es el verdadero drama: vivir con miedo porque no te conoces. Si tu niño interior herido no es amado, te rompes. Te asusta sentir(te) porque no eres dueño de tus emociones y eso supone aceptar que tienes mucha mierda que sacar, demasiadas heridas sin sanar… por eso te escondes. Esconder tu fragilidad te vuelve tremendamente vulnerable. 

La sociedad del selfie esconde su vulnerabilidad con sonrisas Vitaldent, frases mr. Wonderful, filtros de instagram y deseos egoicos que te hacen envidiar lo que no tienes creyendo que así serás lo que no eres. Es así como comieron perdices pero no fueron felices, para desgracia de Mr. Disney.

Cuando no te conoces vives por/para lo de fuera, tu autoconcepto es un reflejo de los demás. Asumes el papel de víctima: la vida te sucede. Te conviertes en un autómata prefabricado construyendo la casa por el tejado, una vivienda de alquiler que no se sostiene por ningún lado. No te habitas como te mereces, ignorando por completo tu grandeza. Vives en una casa gigante y no sales de tu cuarto. 

Vivimos desconectados de lo que somos, buscamos respuestas superficiales a problemas terrenales. La introspección reflexiva, la auto-observación consciente, el autoconocimiento… por ahí se empieza, es ahí cuando te embarcas en un viaje sin billete de vuelta. Hay que ser valiente para dar el primer paso.

Sin embargo, te enseñan a colorear sin salirte de la línea, no vaya a ser que al hacerlo descubras que eres un artista. Tu cabeza se llena de ruido que no te deja escuchar la voz de tu alma (tu intuición). Como dijo Eckhart Tolle: “La mente es una excelente sirvienta pero es una pésima jefa”. Es ahí cuando cedes el poder a los demás, lo que algunos desalmados aprovechan para robar tu libertad con el pretexto de velar por tu seguridad. Seguro que te resulta familiar.

Es hora de recordar tu poder personal para trascender todo eso que no te deja ser. Cuando te conoces, re-conoces tu sombra y la aceptas, honras tu verdad y te liberas. Cuando descubres quién eres y para qué vales, todo cambia. En palabras de Jung: “La iluminación no se logra imaginando figuritas de luz, sino haciendo consciente nuestra oscuridad.” 

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